sábado, 19 de mayo de 2007

La tecnología puede evitarme el estrés

¡Menuda chorrada!- pensarán ustedes. Si uno escucha la radio, música o ve la televisión se lo pasa bien o disfruta con sus programas preferidos. Pero ahora les cuento lo que nos ocurre a los pediatras frecuentemente y que puede sacarnos de quicio en cuestión de segundos:
Hoy he ido a dar una clase a un curso para pediatras. Entre ir volver he hecho unos 200 km en coche. Perfecto. Los organizadores me han invitado amablemente a comer en un restaurante. Perfecto. Nos han ido sirviendo los platos del menú degustación. Perfecto. Pero... en la mesa de al ladose ha sentado una familia con niños de entree 3 y 4 años. No lloraban, no: aullaban haciendo retumbar todo el restaurante. Una delicia.
Ustedes saben que hay una serie de enfermedades llamadas profesionales ocasionadas por los trastornos que pueden causar el propio trabajo. A los pediatras nos tendrían que incluir en el de la sordera traumática. El llanto de los bebés y niños puede alcanzar los 2000 dB. Se trata de un "tunning" natural impresionante. Pero ese no es el problema.
A lo largo de mi práctica médica he aprendido a estar todo el día oyendo berridos, chillidos, llantos, gritos mientras estoy en la consulta. Más de 6 horas diarias y yo tan pancho. Pero cuando voy a un lugar público me cuesta soportarlo.

Con cierta regularidad viajo a Nueva York. Cuando reservo los asientos, cruzo los dedos para que no me toque ningún niñito cerca. En general, siempre he tenido bastante suerte. Sin embargo, hace tres semanas, ¡toma! me toca uno al lado berreando de lo lindo. La consecuancia: Crisis de hipertensión, taquicardia, sudor frío y casi colapso. ¡Dios mío, no lo podré soportar...! Ni siquiera puedo escuchar las instrucciones de la azafata ni los comentarios del piloto. Y me quedan todavía seis horas por delante, ...no podré, no podré aguantar. Meditando la manera de silenciar a semejante salvaje se obró el milagro. Silencio absoluto. ¿Le habrá dado un "pasmo" al nene?. No. Su madre, inteligentísma mujer, sacó un objeto metalizado del bolso, lo abrió y el nene calló de inmediato. Era un DVD portátil. Me relajé y me puse a dormir.

Ya sé que para viajar tranquilamente en los aviones es mejor ir en Primera Clase, cosa que no me puedo permitir. Y aun así -viajando en primera- también le puede ocurrir a uno lo que le sucedió a un amigo mío que voló desde Hong Kong a Barcelona: tuvo que soportar a tres energúmenos corriendo y chillando entre el personal. Llegó hecho polvo y cabreado por el pastón que se había perdido surcando los cielos azules de la inmensidad. La otra posibilidad es comprar todos los asientos que te rodean para mantener alejadas a las fieras... Claro que existe un grave inconveniente: sigue sin haber un panel que aisle acústicamente.

Desde aquí hago una sugerencia a todas las compañías aéreas: Montar una guardería volante en los viajes de largo alcance. Si lo hacen, muchos me lo agradecerán.

viernes, 18 de mayo de 2007

Quedamos el 25 de Mayo a las 11:00 am en RADIO 4

Iré a hablar de la enuresis nocturna. Necesito ayuda -ya lo saben por entradas anteriores- para encontrar personas de relevancia social, que hayan sufrido este problema. Quiero hacer un libro desmitificando este trastorno que afecta gravemente a la autoestima de los afectados.
El programa se titula EFECTES POSITIUS y dura 30 minutos.

Un póster para distraer al recién nacido

Muchos papás no saben que el recién nacido es capaz de ver y seguir con la mirada desde el nacimiento. Los tres primeros días tras el parto suelen estar tranquilos.... y los papás contentos: "Parece muy tranquilo, se porta bien....". ¡Ah! pasan los días y a partir de la primera quincena ya empieza a "dar un poco más la lata" al final de la tarde y principio de la noche.
Ellos también se aburren y no podemos pasarle un capítulo de CSI Las Vegas, más que nada porque no entiende mucho de ADN, huellas digitales y tecnología láser. Hay un sencillo y económico método para distraerlo. Ponerle un póster a uno de los lados de la cuna. Les llama la atención y se distraen mucho mirándolo. Ahora pensarán ustedes: "¿Ponemos uno de Sharon Stone a los niños y uno de George Clooney- que por cierto se hizo famoso haciendo de pediatra en una serie médica- a las niñas?


Les proporciono un póster muy útil. Lo pueden poner entero o recortar las figuras para hacer un móvil. Seguro que lo mirará y lo distraerá. Estas figuras están recomendadas por la Academia Americana de Pediatría.

jueves, 17 de mayo de 2007

Retrasos innecesarios porque los padres son "caguetas"

Los retrasos no son de la Renfe, no. Muchos niños no mejoran de su trastorno, y se alarga innecesariamente una intervención quirúrgica porque los padres temen la anestesia. "¿Hay que anestesiarlo del todo?" preguntan aterrados. Pues sí, papaítos, no le vamos a operar de adenoides (vegetaciones), amígdalas o fimosis a lo vivo. A mí sí me lo hicieron así: Sentado en una silla de una sala de curas de un famoso otorrino. ¡Qué digo!: Sentado encima de un fornido sansón que me agarraba por el cuerpo y me ponía un abrebocas (maligno aparato te abre la boca y no permite que la puedas cerrar de ninguna manera). Luego, con una aguja muy larga me pincharon las dos amígdalas con una supuesta anestesia. Poco después con una especie de aparato (sluder) parecido a los cucharas móviles de las heladerías me las arrancaron de cuajo. Todavía me acuerdo... Ahora, más mayorcito, en alguna ocasión han tenido que reparar mi maltrecho cuerpo. Te ponen unas anestesias divinas. Duermes como un pollito y te despiertas como nuevo.

Es frecuente que por debajo de los 8 años hayan muchos niños que requieran operarse de lo que podríamos considerar cirugía menor no urgente: fimosis, adenoides, drenajes en oídos, reducción de amígdalas. Los padres lo entienden pero por ese "miedo a la anestesia" posponen la intervención el máximo posible. Retrasar algunas intervenciones no benefician en nada al niño e incluso se puede perder un tiempo precioso para mejorar, por ejemplo, la audición. Tampoco es lo mismo operar a un niño de fimosis entre 4 y 6 años que a los adolescentes de entre 15 y 18. En este último caso las pasarán "canutas" con su hermoso pene retocado y casi sin poder andar por las molestias. (Ya se sabe; hace de badajo).
Hay que tener respeto a la anestesia, pero no miedo. Cada día se operan miles de personas desde prematuros a ancianos. Pocas veces ocurre nada. Y cuando ocurre se desata una alarma social injustificada. Si los muertos por accidente de coche fueran por anestesias sí que me preocuparía.

miércoles, 16 de mayo de 2007

No se escandalice: hablaré de la masturbación en el niño

Sí, no se escandalice. A pesar de estar en el siglo XXI hablar del sexo entre padres e hijos no es fácil. Eso sí, contar chistes verdes y hacer comentarios relacionados con el sexo es habitual entre adolescentes y adultos; los españoles, según las estadísticas, tenemos mucha labia pero a la hora de "firmar" somos remisos.

Por qué hablo de este tema: Precisamente porque es tabú, aunque todos nos consideramos unos "crack" en este campo. Todo el mundo cree que la masturbación sólo se da en la adolescencia y en el adulto. Eso no es cierto; obviamente sí es más frecuente. Pero también se da la sorpresa para muchos papás cuando observan que sus hijos/as pequeños desde meses hasta los 6 y 8 años hacen unos movimientos raros con el cuerpo o las piernas, y se enrojecen y sudan. Sospechan lo que es pero les crea una sensación inexplicable; les parece que lo es pero no se atreven a decirlo. Y sí : su bebé o vástago se está masturbando. Con mucho tiento y vergüenza me lo explican en la consulta. En su interior temen un futuro terrible: ¿será un pervertido sexual? Intentan evitar en lo posible lo que muestra este video sobre la masturbación (entre y búsquelo bajando desde la entrada. No he conseguido colgarlo de forma directa) .


Les transcribo lo que aconseja la Academia Americana de Pediatría: "Cuando su hijo explora su cuerpo, lógicamente descubrirá sus genitales. Puesto que tocárselos le producirá sensaciones agradables, lo hará a menudo cuando no lleve puestos los pañales. Aunque estos contactos pueden ir acompañados de erección del pene en los niños, a esta edad estas experiencias no tienen connotaciones sexuales ni emocionales. Simplemente, le resulta agradable. No hay ningún motivo para preocuparse ni para intentar erradicar esta conducta. Si usted reacciona negativamente al ver que su hijo se toca los genitales, le trasmitirá el mensaje de que pasa algo malo con esa parte de su cuerpo. Y hasta es posible que su hijo interprete su reacción como que pasa algo malo con él. Espere a que sea mayor para hablarle sobre temas como la intimidad y el pudor. Por ahora, acepte este comportamiento como una curiosidad completamente normal". Lo mismo se aplica a las niñas.


No teman: descubrir el cuerpo y disfrutar de él es estupendo. Lo único que recomiendo a los padres cuando esto ocurre es que no lo hagan delante de los demás. Hay cosas socialmente inaceptables pero no "malas". Uno puede ir en "bolas" por su casa pero no por la calle.

martes, 15 de mayo de 2007

Es una gran suerte que muchos famosos sean bajos

Durante el crecimiento los niños/as y jóvenes admiran a famosos de la música, el deporte, la moda, etc. De alguna forma les gustaría parecerse a ellos. En mi juventud había, por ejemplo, ídolos como James Dean, Elvis Presley, Paul Newman o Robert Redford. En nada me parezco a ellos. Soy mas bien "culibajo y paticorto", y si necesito ropa nueva voy a la sección de tallas especiales. No por mi "galanura", sino poque los pantalones no me caben.
Durante una temporada hemos tenido unos ideales femeninos y masculinos muy altos. Y los jóvenes querían ser como ellos. Hace poco hubo una generación de modelos muy altas. Cito nombres porque son conocidas: Claudia Schiffer, Elle MacPherson ("el cuerpo"; cierto, menudo cuerpo). Las chicas preguntaban ansiosas en la consulta: "¿Cómo seré de alta cuando sea mayor?" Ahora las cosas han cambiado. Las famosas actuales son bajitas. No cito nombres para no "ofender". En la consulta ya no se preocupan por su estatura. Sus padres, en cambio, sí lo hacen; y me siguen dando la "matraca" con que será baja. Yo les insisto: "Los centímetros importantes están en la cabeza no en la talla".

Con los chicos ocurre lo mismo. La mayoría juega al fútbol. Un conocido club contaba hace unos años con una porrada de jugadores holandeses: eran altos y rubios. Como consecuencia, también los chicos querían ser altos, porque si no eran rechazados por sus compañeros de su equipo escolar. Ese mismo club ha fichado a unos populares jugadores que "dan la talla" haciendo malabarismos con la pelota y, sin embargo, son unos "pitufos". Consecuencia lógica: a los chicos ya no les preocupa tanto su altura. Se puede ser igualmente bueno siendo bajo. Así lo demostró también en su día el extraodinario fubolista Maradona.

Moraleja: No den la lata a sus hijos hablando de tallas y pesos. Cada uno es como es. Y si es bajito casi siempre la culpa es de su familia (los genes marcan mucho).

lunes, 14 de mayo de 2007

Los papás y los pediatras ¿vemos el aspecto y forma del niño de forma diferente?

Es un hecho que cada vez hay niños/as más obesos/as. Curiosamente los papás no se dan cuenta de que su vástago adquiere formas cada vez mas rechonchas, muy especialmente a partir de los 6-8 años. A esa edad el niño es cada vez mas autónomo, puede "ir de caza" a la cocina y zamparse todo lo que encuentra a su paso. Y sus padres sin enterarse.

Muchos de ellos, a partir de esa edad, se hacen una revisión de salud anual. Yo veo en la gráfica de peso/talla que el peso va "in crescendo" junto con aumento correcto de talla. En resumen, el pequeño paciente está cada vez más regordete u obeso. Les comento a los padres con suavidad y diplomacia: "¿No notan el aumento de peso de su hijo? La gráfica muestra que este año ha aumentado bastante". Respuesta: "No lo entiendo, doctor, come como siempre". Hago una vuelta de tuerca en el interrogatorio: "¿Come más chuches, zumos o galletas?" "No, come como siempre y hace ejercicio (?) -el obligatorio de la escuela-,... no lo entiendo".

Entonces pongo en marcha mi sabiduría de pediatra curtido y le pregunto al joven: "Hola, dime que desayunas por la mañana". A partir de ahí salen los alimentos más variopintos cargados de hidratos de carbono: colacaos, cacaolats, cereales con chocolate, tostadas con matequilla y mermelada, etc. Dosis ingerida: la que al nene le apetece. Por las tardes, al salir del cole, chuches que te crío y zumos envasados; eso sí, de frutas. Y si pasan por casa de los abuelos antes de llegar a casa, "se ponen morados".

Insisto, me llama la atención que, con la alarma social respecto a la obesidad infantil, los papás no sean capaces de ver que su hijo/a está engordando a una edad en que empieza a percibir su propia imagen. Serán candidatos a la anorexia mental.
¿Habrá que fabricarles gafas especiales a los papás para que vean qué figura tiene en realidad su hijo/a?

domingo, 13 de mayo de 2007

Las tarjetas de crédito; enseñan a comprar sin esfuerzo

Pocas cosas se pagan ya al contado. La tarjeta de crédito se ha hecho la reina del dinero sin billetes. Nos ofrecen tarjetas a troche y moche. ¡Qué cómodo es pagar sin necesidad de llevar dinero encima! Pero, ojo, eso comporta un serio peligro para los papás. Se gasta más si se paga con tarjeta que si se hace con dinero contante y sonante. A final de mes llega el "terrible extracto" y uno se da cuenta de la cantidad de pagos que ha realizado sin ni siquiera recordar haberlos hecho.

Bien, pensarán ustedes. ¿Qué tendrá que ver eso con mis hijos o con los demás niños y jóvenes? Pues es bien sencillo: El niño aprende de lo que ve. Y lo que ve es que el papá, la mamá, los abuelitos y muchas personas que les quieren sacan un pedazo de plástico de la cartera, lo meten en una máquina "mágica" o lo entregan en la salida unos grandes almacenes y, o les salen billetes o se llevan lo que quieren.
Esta forma de pago tan cómoda para los adultos, resulta nefasta para los críos, porque perciben que comprar cosas sólo depende de un pequeña tarjeta de plástico. Es decir, los niño/as no ven el esfuerzo, las horas de trabajo, las inquietudes y el estrés que quedan ocultos trás esa "maravillosa tarjeta mágica". Creen que "eso" se lo dan a todo el mundo, sin más, lo que no sólo les incita a no preocuparse por su futuro, sino que no se percatan de que "todo requiere un esfuerzo". Para poder vivir no se le regala nada a nadie. Sólo a los pobres.
Una vez leí una frase que me hizo meditar. Para cualquiera de nosotros "el precio de una cosa es la cantidad de tiempo que has de trabajar para conseguirla". Por eso, el mismo producto puede parecerles barato a unos y caro, a otros.
No duden en "machacar" a sus vástagos que todo requiere un esfuerzo. Es más, muchas cosas no las podrán conseguir cuando quieran, pero eso crea la ilusión de poderlas tener algún día, fruto de su trabajo y esfuerzo.